ELEMENTOS VARIABLES Y PERMANENTES DEL MATRIMONIO
El concepto de matrimonio tiene aspectos permanentes, que constituyen su
esencia, y otros variables, que responden a las diversas culturas y momentos históricos. Los elementos permanentes deben estar incluidos en
la definición por ser esenciales o por formar el núcleo del matrimonio.
El Catecismo de la Iglesia
dice que “el matrimonio no es una
institución puramente humana (se fundamenta en una naturaleza creada), a pesar
de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en
las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales (que nos
podrían hacer pensar que es así). Estas diversidades no deben hacer olvidar sus
rasgos comunes y permanentes” (1). Si se descubren aspectos
variables es a causa de las distintas culturas.
La relación hombre-mujer del matrimonio tiene una base que le es propia y la singulariza de otras realidades o relaciones, uniones, etc. El hombre y la mujer pueden asociarse para armar una empresa o un comercio, pero a eso no le podemos llamar matrimonio porque le faltan los elementos permanentes de la definición.
La relación hombre-mujer del matrimonio tiene una base que le es propia y la singulariza de otras realidades o relaciones, uniones, etc. El hombre y la mujer pueden asociarse para armar una empresa o un comercio, pero a eso no le podemos llamar matrimonio porque le faltan los elementos permanentes de la definición.
Por tanto, el matrimonio es
una verdad histórica que tiene al mismo tiempo rasgos variables y permanentes.
Estos últimos tienen que estar en la definición para que sea matrimonio y, además, servirán para
distinguirlo de otro tipo de uniones entre el hombre y la mujer.
Los aspectos
variables hacen que el matrimonio se realice conforme a las caract
erísticas de
cada persona y de cada época.
Matrimonio romano |
Un ejemplo para que se
entienda mejor. El consentimiento de los cónyuges es el creador del matrimonio, no se puede obviar. Sin consentimiento, no hay matrimonio. Por el contrario, la ceremonia o rito, puede cambiar con los años y el lugar, porque es un elemento variable.
Esta doble realidad es fácil de entender, pero es bueno subrayarla, para que no vaya a pensar que todo es variable en el matrimonio, ni todo es permanente.
Esta doble realidad es fácil de entender, pero es bueno subrayarla, para que no vaya a pensar que todo es variable en el matrimonio, ni todo es permanente.
Hay un detalle que no quiero
dejar de señalar. La historia de los pueblos nos habla de la dignidad matrimonial.
En todos los pueblos, el matrimonio ha sido algo sagrado. De hecho, se nota en
las ceremonias nupciales de las distintas culturas. En Japón, por ejemplo, muchos
paganos quieren casarse con el rito católico por la solemnidad de la ceremonia. La dignidad matrimonial, ¿será un elemento permanente?
Dice el Catecismo: “A pesar
de que la dignidad de esta institución no se trasluzca siempre con la misma
claridad, existe en todas las culturas un cierto sentido de la grandeza de la
unión matrimonial” (2).
Podemos añadir, para
terminar este punto, que, para los católicos el matrimonio reviste el carácter
de sacramento, sin perder todas las características que como realidad humana
tiene.
1. Catecismo 1603.
2. Íbid.
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