LAS CIENCIAS SOBRE EL HOMBRE


Como habíamos visto -lo recordarás-, el matrimonio que es también una realidad humana, puede ser estudiado por la razón, es decir, por las ciencias que estudian al hombre: antropología, psicología, sociología, ética, etc. 
Como comprenderás, son relevantes las aportaciones que hacen estas ciencias sobre el hombre; no se pueden soslayar. Es decir, estas ciencias son imprescindibles; a ellas se debe acudir en la reflexión teológica, aunque parezca increíble. Con esto se quiere decir que la teología del matrimonio no anula la ciencia humana, sino todo lo contrario, se completa y se enriquece, aunque cada uno tiene un ámbito distinto.
Especial relevancia tienen en este sentido la Antropología, la Psicología, Psiquiatría, etc., como vimos antes.
En el etcétera se incluyen todas las ciencias que puedan aportar lo suyo a la realidad matrimonial. Obviamente no se puede hacer una lista taxativa de esas ciencias; cuáles son. Con el tiempo surgen nuevos estudios y disciplinas verdaderamente valiosas.
En el campo de la pastoral, el teólogo debe saber derivar a los profesionales de las distintas ramas de las ciencias que estudian al hombre.
Como consecuencia de lo dicho quedan dos cuestiones para analizar: la articulación entre el estudio natural del matrimonio y el estudio teológico; cuál es la naturaleza del conocimiento humano del matrimonio, es decir, de qué tipo de conocimiento se trata.
De la primera es suficiente decir que tiene que haber una ordenación y complementariedad –nunca oposición- entre estos dos tipos de conocimientos, porque se trata del mismo designo de Dios sobre una única realidad. Si surgieran contradicciones, habría que decir que son sólo aparentes, porque no las puede haber.
Respecto a la segunda cuestión, hay que decir que el conocimiento humano es cierto, real, pero imperfecto. El hombre puede conocer la realidad matrimonial con la sola fuerza de la razón, como ya sabemos, pero sin la teología ese conocimiento sería incompleto. 
Si queremos tener un conocimiento seguro sobre la realidad matrimonial no podemos soslayar la teología y la gracia. Sin esto, nos moveríamos en el mismo nivel que los libros de autoayuda, aunque parezca fuerte esta afirmación.
Qué importante es tener en cuenta esto, porque con el afán de usar un lenguaje común con otras ciencias, nos olvidamos de la condición de la naturaleza humana –caída y redimida-, y la realidad de la gracia. 
Hay matrimonios que creen que son fieles porque ellos son buenas personas y se olvidan de la gracia en esta consideración. Ya se verá cómo juega la gracia en la vida matrimonial.

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