LAS PROPIEDADES DEL MATRIMONIO: LA UNIDAD
El tema de la unidad como propiedad del matrimonio, incluyen cuatro temas que no vamos a ver hoy porque sería muy extenso: 1.- Sentido y significado de esa unidad; 2. Los datos de la Escritura; 3. El tratamiento que ha tenido en la tradición de la Iglesia; 4. Cuestión de la «defensa» y los atentados contra la unidad. Parece lógico que se estructure así este capítulo.
1.- Sentido y significado de la unidad como propiedad del matrimonio.
La unidad es la propiedad del matrimonio en virtud de la cual éste sólo puede tener lugar entre un hombre y una mujer.
Esta propiedad hace que carezca de validez el intentar contraer un matrimonio que no sea entre un solo hombre y una sola mujer; también que los ya casados no puedan casarse otra vez. Es, por tanto, una propiedad esencial del matrimonio.
El amor conyugal, la condición personal de los esposos, su radical igualdad y dignidad, y el bien de los hijos, exigen que la comunión conyugal sea exclusiva. La unidad «hunde sus raíces en el complemento natural que existe entre el hombre y la mujer» y «es el fruto y el signo de una exigencia profundamente humana».
Con la venida de Cristo y la elevación del matrimonio a sacramento ha sido revestida de un sentido y significación nuevos: ser «imagen viva y real de la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpo místico del Señor Jesús». Insertado por el sacramento en el amor de Dios a los hombres, llevado hasta la plenitud en la entrega de Cristo en la Iglesia, el matrimonio de los cristianos es, en su verdad más profunda, signo y realización de ese amor. Una elevación que refuerza las condiciones naturales del matrimonio.
Pero, como hace notar la Revelación uno de los rasgos esenciales y configuradores de esa unión y del amor de Cristo por la Iglesia es la unidad indivisible, la exclusividad. Cristo se entregó y ama a su Iglesia de manera tal, que se ha unido y la ama a ella sola.
Así como el Señor es un Dios único y ama con fidelidad absoluta a su pueblo, así tan sólo entre un solo hombre y una sola mujer puede establecerse la unión y amor conyugal. La unidad indivisible es un rasgo esencial del matrimonio, exigido por la realidad representada.
El sacramento hace que la realidad humana sea transformada desde dentro hasta el punto de que la comunión de los esposos sea anuncio y realización -eso quiere decir «imagen real»- de la unión Cristo-Iglesia. A la vez que une a los esposos tan íntimamente entre sí que hace de los dos «una unidad», les une también tan estrechamente con Cristo que su unión es participación -y por eso debe ser reflejo- de la unidad Cristo-Iglesia.
«En Cristo Señor, Dios asume esta exigencia humana, la purifica y la eleva, conduciéndola a la perfección con el sacramento del matrimonio: el Espíritu Santo infundido en la celebración sacramental ofrece a los esposos cristianos el don de una comunión nueva de amor, que es imagen viva y real de la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpo místico del Señor Jesús».
1.- Sentido y significado de la unidad como propiedad del matrimonio.
La unidad es la propiedad del matrimonio en virtud de la cual éste sólo puede tener lugar entre un hombre y una mujer.
Esta propiedad hace que carezca de validez el intentar contraer un matrimonio que no sea entre un solo hombre y una sola mujer; también que los ya casados no puedan casarse otra vez. Es, por tanto, una propiedad esencial del matrimonio.
El amor conyugal, la condición personal de los esposos, su radical igualdad y dignidad, y el bien de los hijos, exigen que la comunión conyugal sea exclusiva. La unidad «hunde sus raíces en el complemento natural que existe entre el hombre y la mujer» y «es el fruto y el signo de una exigencia profundamente humana».
Con la venida de Cristo y la elevación del matrimonio a sacramento ha sido revestida de un sentido y significación nuevos: ser «imagen viva y real de la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpo místico del Señor Jesús». Insertado por el sacramento en el amor de Dios a los hombres, llevado hasta la plenitud en la entrega de Cristo en la Iglesia, el matrimonio de los cristianos es, en su verdad más profunda, signo y realización de ese amor. Una elevación que refuerza las condiciones naturales del matrimonio.
Pero, como hace notar la Revelación uno de los rasgos esenciales y configuradores de esa unión y del amor de Cristo por la Iglesia es la unidad indivisible, la exclusividad. Cristo se entregó y ama a su Iglesia de manera tal, que se ha unido y la ama a ella sola.
Así como el Señor es un Dios único y ama con fidelidad absoluta a su pueblo, así tan sólo entre un solo hombre y una sola mujer puede establecerse la unión y amor conyugal. La unidad indivisible es un rasgo esencial del matrimonio, exigido por la realidad representada.
El sacramento hace que la realidad humana sea transformada desde dentro hasta el punto de que la comunión de los esposos sea anuncio y realización -eso quiere decir «imagen real»- de la unión Cristo-Iglesia. A la vez que une a los esposos tan íntimamente entre sí que hace de los dos «una unidad», les une también tan estrechamente con Cristo que su unión es participación -y por eso debe ser reflejo- de la unidad Cristo-Iglesia.
«En Cristo Señor, Dios asume esta exigencia humana, la purifica y la eleva, conduciéndola a la perfección con el sacramento del matrimonio: el Espíritu Santo infundido en la celebración sacramental ofrece a los esposos cristianos el don de una comunión nueva de amor, que es imagen viva y real de la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpo místico del Señor Jesús».
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Preguntas o comentarios?... los leo y respondo
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