AMBIENTE HOSTIL PARA EL CRISTIANISMO

Los Hechos de los Apóstoles narran que Aquila y Priscila se encontraron en Éfeso con un judío alejandrino llamado Apolo, que hablaba con fervor de Jesús, aunque solo conocía el bautismo de Juan. Los mismos Hechos también narran que Pablo encontró en Éfeso un grupo de discípulos que solo habían recibido el bautismo de Juan.

Es decir, en la primitiva cristiandad había algunos que, viviendo en Éfeso, sólo habían logrado bautizarse por Juan.

La tradición que vincula al evangelista Juan con Éfeso y el modo en que es presentado Juan Bautista en su evangelio, han llevado a algunos autores a suponer que el evangelista escribió su obra en polémica contra quienes sobrevaloraban la misión del Precursor: Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos creyeran. No era él la luz, sino el que debía dar testimonio de la luz.

Esto parece un poco forzado: pensar que el evangelio de san Juan es un texto que trata de colocar a Juan Bautista “en su lugar”.

En su favor estaría el hecho de que, según el IV° Evangelio, Jesús pasó parte de su actividad junto al Bautista y de que los primeros discípulos de Jesús habían surgido del grupo de discípulos del Bautista.

De todas formas, aunque esto último sea cierto, la defensa de la fe contra esta posible secta –los mandeos- no es, sin duda, lo que motivó la redacción del evangelio. Su obra tiene una intencionalidad que va mucho más allá de la supuesta problemática de Juan el Bautista.

En todo caso, la presentación que hace de Juan Bautista viene a confirmar la importancia que tuvo el Precursor en la tradición y catequesis primitivas, tal como lo refieren los sinópticos y los Hechos, y testimonia, como nos dicen otras fuentes, que había algunos que siguieran considerando al Bautista superior a Jesús.

Ambiente hostil

Además de estas tendencias de tipo intelectual, los destinatarios de los escritos de san Juan tuvieron que vivir tiempos donde había otros peligros externos, como la superstición y la obligación de dar culto al emperador y a otros dioses. Este era el ambiente hostil en el que tenían que vivir los primeros cristianos.

Los Hechos de los Apóstoles informan que, en Éfeso, a raíz de la predicación de Pablo, se quemaron cantidades de libros de magia, lo que muestra lo difundido de las prácticas supersticiosas y esotéricas.

También se refieren al peso que tenía en la ciudad el culto a Artemisa, en cuyo honor se había construido un templo, considerado una de las grandes maravillas del mundo antiguo.

No lejos de la zona de Éfeso y de las otras iglesias mencionadas en el libro del Apocalipsis se encontraba la región de Frigia, célebre por ser el centro de los cultos mistéricos a Cibeles y Atis.

En el Evangelio y en las Cartas no se perciben las dificultades con las autoridades romanas o problemas derivados de la superstición, pero en el Apocalipsis se pueden observar las tensiones causadas por los peligros de sincretismo y por la hostilidad del Imperio hacia la religión cristiana. Parece que algunos de los pecados denunciados en el Apocalipsis podrían reflejar los ritos asociados con cultos mistéricos.

Por otra parte, a medida que fue cobrando fuerza el culto divino a los emperadores, los cristianos iban encontrando más dificultades para ser fieles a su fe.

Cuando el emperador Domiciano (años 81-96) subió al trono, las circunstancias adversas parece que empeoraron. Sin duda, la presión debió ser fuerte para los cristianos de Asia Menor.

Tiatira es la única de las siete iglesias a las que el autor del Apocalipsis escribe, de la que no tenemos noticias de que se diera entonces culto al emperador.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MATERIA, FORMA Y MINISTRO DEL MATRIMONIO

¿QUE DICE EL NUEVO TESTAMENTO SOBRE EL MATRIMONIO?

LA INDISOLUBILIDAD MATRIMONIAL EN LA BIBLIA