CURSO DE BIBLIA: EL TEMPLO DE JERUSALÉN

Hoy comenzamos, con esta primera clase, un curso sobre la Biblia con el objeto de aprender a leerla y manejarla mejor. Es decir, un curso de divulgación de la Sagra Escritura.

A través de la historia sagrada vamos entrando en el complejo mundo de la Revelación de tal manera que esté al alcance de cualquiera.

Me pareció más didáctico acercarnos al texto mediante la historia o los objetos sagrados, como es el caso de esta primera clase en la que abordamos la historia del Templo de Jerusalén.

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No vamos a contar ahora -lo dejamos para otra clase- cómo Moisés tuvo que huir de Egipto al desierto. Sólo basta decir que fue a causa de haber dado muerte a un egipcio que estaba castigando a un hebreo.

“Moisés apacentaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián[1]; solía conducirlo al interior del desierto, llegando hasta el Horeb[2], el monte de Dios. El ángel del Señor se le manifestó en forma de llama de fuego en medio de una zarza. Moisés miró: la zarza ardía, pero no se consumía. Y se dijo Moisés: «Voy a acercarme y comprobar esta visión prodigiosa: por qué no se consume la zarza». Vio el Señor que Moisés se acercaba a mirar y lo llamó de entre la zarza: ¡Moisés, Moisés! Y respondió él: Heme aquí. Y dijo Dios: No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar que pisas es tierra sagrada”[3].

Hasta las filosofías y religiones más curiosas consideran que existen lugares santos, y ante esos espacios, se descalzan. En otras culturas se cubren la cabeza o se descubren[4].

El judaísmo rabínico considera que la vida de Moisés se extiende desde el año 1391 a. C. hasta 1271 a. C.​, mientras que san Jerónimo lo ubica en 1592 a. C. 

Hubo un antecedente a Moisés, que es el sueño de Jacob en Betel. Jacob era nieto de Abraham, pero no se lo puede situar a éste en un tiempo determinado. ¿Quizá 1800? Abraham fue el padre de Isaac y el abuelo de Jacob.

Isaac le había mandado a Jacob que vaya a su pueblo de origen -Jarán o Harán- a buscar una mujer adecuada. De ahí viene el casamiento con Raquel y con Lía, que también veremos en su momento.

“Jacob partió de Beerseba y se dirigió a Harán. Al llegar a un cierto lugar, se dispuso a pasar allí la noche porque se había puesto el sol; tomó una piedra de aquel lugar y, colocándosela como cabecera, se acostó allí mismo. Entonces tuvo un sueño: una escala apoyada sobre la tierra tenía la cima tocando el cielo, y los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor estaba sobre ella y le dijo: -Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán, el Dios de Isaac; voy a darte a ti y a tu descendencia la tierra sobre la que estás acostado. Tu descendencia será como el polvo de la tierra, te extenderás al este y al oeste, al norte y al sur, y en ti y en tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. Yo estaré contigo y te guardaré donde quiera que vayas, haciéndote volver a esta tierra, pues no te abandonaré hasta que haya cumplido lo que te he dicho. Cuando Jacob despertó del sueño, exclamó: El Señor está realmente en este lugar y yo no lo sabía. Y lleno de temor añadió: ¡Qué terrible es este lugar! Esto no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo. Se levantó Jacob muy de mañana y, tomando la piedra que había colocado de cabecera, la erigió como estela y derramó aceite sobre ella. Y llamó a aquel lugar Betel (aunque al principio el nombre de la ciudad era Luz)”[5].

En muchas iglesias, en su frontal, recordando este suceso y el lugar santo, tiene el texto en latín: Domus Dei et ianua coeli: casa de Dios y puerta del cielo.

El pueblo de Israel -vamos dando saltos en la historia de Israel-, en la huida de Egipto tuvo varios signos de la presencia de Dios cerca de ellos, como la nube durante el día, o la luz durante la noche, que los conducían por el desierto.

Pero en el Sinaí les mandó hacer un tabernáculo o gran carpa en el que Él habitaría: “Constrúyeme un Santuario para que habite en medio de ellos. Lo haréis conforme al modelo del Tabernáculo y de los utensilios que te voy a mostrar. Fabricarás un arca de madera de acacia de dos codos y medio de largo, un codo y medio de ancho y uno y medio de alto”[6].

Su presencia estaba significada por el Arca de la Alianza.

Creo que este es el momento de ver la IIa. parte de la conferencia del arqueólogo Adolfo Roitman, Del Tabernáculo al Templo[7].

En su momento, David transportó el Arca camino a Jerusalén tal como lo relata II Sam 6. Estamos hablando del año 1040 a 966 a.C.

El hecho de que el Arca estuviese allí significaba que esa ciudad se iba a convertir en la capital del pueblo judío y en la unidad de todo Israel.

El Señor le había pedido que haga un templo, pero después le dijo por medio del profeta Natán que lo haga su hijo Salomón. Fue el primer templo. El segundo sería el de Herodes; así lo denominaban los judíos. En el medio hubo refacciones ya que estaba algo destruido a causa de la deportación a Babilonia.

Toda esta historia que ya conocemos se ve completada o coronada en la Iglesia. Esto fue determinante para la conversión del teólogo americano Scott Hahn y su mujer: la casa de Dios es la Iglesia, como dice en el libro Roma dulce hogar. Esta es la casa en la que mora el Señor; es el modo que se dio cumplimiento al AT.

Descálzate que estás en lugar sagrado. “Llegaron a Jerusalén. Y entrando en el templo, comenzó a expulsar a los que vendían y compraban en él: también volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas; y no dejaba a nadie transportar objeto alguno a través del templo. Y les enseñaba diciéndoles: ¿Acaso no está escrito: Mi casa ha de ser casa de oración para todos los pueblos? Pero vosotros la tenéis convertida en guarida de ladrones”.

Así comienza el Evangelio del San Juan. La escena se denomina la Purificación del Templo porque lo primero que hace Jesús allí, es purificar el lugar santo. Era la primera vez que Jesús subía a Jerusalén con motivo de la fiesta de la Pascua. El Evangelio dice la “pascua de los judíos”, como distanciándose de “esa” pascua, preanunciando que la verdadera Pascua era Él; que el verdadero templo, también era Él.

En el evangelio de san Mateo la purificación del Templo se relata después de la entrada triunfal en Jerusalén[8].

Lo más importante en esta escena que comentamos brevemente, es que Jesús se encontró en el atrio del Templo con una cantidad de gente que no tenía nada que ver con el culto: cambistas, vendedores, comerciantes, etc.: “Pero vosotros la tenéis convertida en guarida de ladrones”.

El salmo 69 dice: “el celo de tu casa me devorará”. ¿Se habrá cumplido en Jesús este salmo? Es para pensar. Hay que recordar que los salmos se atribuyen a David, y él estuvo implicado en la construcción del Templo.

[1] Madián, el cuarto hijo de Abraham y una concubina, con la que se casó después de la muerte de Sara. Sus descendientes, los madianitas, se establecieron al oeste del Jordán, entre el mar Muerto y la península del Sinaí, al sur. Jetró era un sacerdote de esta tribu.

[2] El monte Sinaí, también llamado monte Horeb, es una montaña situada al sur de la península del Sinaí, al nordeste de Egipto, entre África y Asia, y es el lugar donde, según el Antiguo Testamento, Dios entregó a Moisés los Diez Mandamientos.

[3] Ex 3, 1-5

[4] Cf. conferencia del arqueólogo judío Adolfo Daniel Roitman, “Del tabernáculo al Templo”, I, https://www.youtube.com/watch?v=T0rS0nd6eVs

[5] Gn 28, 10-19. Betel significa en hebreo La casa de Él.

[6] Ex 25, 8-10

[7] Cf. https://www.youtube.com/watch?v=szcW-ZSYZUI

[8] Mt 21, 12