PRIMEROS INDICIOS DE LA BIBLIA ESCRITA
Si hay que marcar un punto de inflexión, o de comienzo de lo que sería la Biblia hebrea escrita, es el episodio que viene relatado en el II Reyes 22. Como pueden ver en el anexo, es uno de los libros históricos en la Biblia católica. Para los judíos era uno de los proféticos.
En ese texto se cuenta que en época del rey Josías[1] -año 640 a.C.; s. VII a.C.-, se hicieron una serie de reparaciones en el Templo. El Sumo Sacerdote Helquías encontró en el Templo el libro de la Ley -la Torá- y se lo dijo a Shafán el cronista[2], que lo leyó. Shafán le contó al rey Josías que se había encontrado el libro de la Ley y que lo había leído.
Este encuentro fortuito en realidad, según dicen los especialistas, en realidad fue el descubrimiento del Deuteronomio, el quinto libro del Pentateuco. Pero el Pentateuco todavía no existía; se encontró una de las fuentes que lo formaría. Faltaban los otros cuatro libros.
El contenido de este libro, nos cuenta II Reyes 23, 4-20, se constituyó en ley fundamental del estado, porque el rey Josías implementó la revolución llamada del Deuteronomio: eliminó todos los cultos idolátricos, todos los centros de culto dejando exclusivamente el Templo de Jerusalén. Desde ese momento se suprimieron los templetes para hacer sacrificios.
Esta ley escrita, constituida en ley del estado, y las medidas prácticas aplicadas por Josías, son reflejo de lo que dice el mismo Deuteronomio que en el cap. 17 dice lo que debe hacer el rey cuando se siente en su trono real: Cuando se siente en su trono real, que haga escribir para uso suyo en un libro una copia de esta ley, según la que tienen los sacerdotes levitas. La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor, su Dios, guardando y poniendo en práctica todas las palabras de esta ley y estos decretos; y para que no se enorgullezca su corazón por encima de sus hermanos, ni se aparte de los mandamientos ni a derecha ni a izquierda, y se prolonguen en medio de Israel los días de su reinado, tanto del suyo como del de sus hijos[3].
De este modo, el rey se somete a la ley, y, como consecuencia, ésta está por encima de la autoridad real.
Este es el comienzo de los indicios de la existencia del libro de la Ley.
¿Y los profetas?
* * *
También la primera fase de los libros proféticos, comenzó con un período de tradición oral, ya sea con las profecías del profeta Amós, Miqueas -dos de los 12 profetas menores- o Isaías, del s. VIII a.C.
Pero hay dos textos datados a finales del Templo de Salomón o primer templo, en los que hay un cambio de paradigma. Estamos hablando de finales de los años 500 a.C.
Habacuc, uno de los profetas menores que vivió en el s. VI, antes de la destrucción del Templo, dice en 2, 2-4: El Señor me respondió diciendo: «Escribe la visión, grábala clara en tablillas, para que pueda leerse de corrido».
El Señor le da la orden de escribir la visión; no es sólo la transmisión de la palabra, sino que la escriba. Y esto que ocurrió, que la palabra sea escrita, tiene un peso enorme y se ve en Jeremías, el gran profeta de la destrucción del Templo, allá por el s. VI. En Jeremías 36, 1-2, el Señor le ordena que escriba sus profecías. Jeremías llamó a un secretario para que ponga por escrito sus profecías. Este fue Baruc, como dice Jeremías 36, 4.
Entonces, como resumen de esta primera historia del canon hebreo de la Biblia, a principios del siglo VI, antes de la destrucción del primer templo o del templo de Salomón, no sólo aparecen los primeros indicios de la ley fundamental de Israel con el descubrimiento fortuito del Deuteronomio, sino que aparecen los primeros libros de los profetas: Habacuc y Jeremías.
[1] Cf. Las reformas del rey Josías: https://www.youtube.com/watch?v=b90nvh7IUSM
[2] El cronista es el autor o grupo de autores, a quienes los eruditos bíblicos han atribuido la composición de los Libros de las Crónicas -I y II-, el Libro de Esdras y el de Nehemías en la Biblia hebrea. Estos cuatro libros en el canon católico, son históricos.
[3] Dt 17, 18-20
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