DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO Y EXILIO

 Estos dos acontecimientos fueron uno hito en la historia judía. No sólo por la destrucción del centro de culto, no sólo por perder la independencia y el territorio, sino porque los que fueron llevados a Babilonia fueron los líderes del pueblo: el rey, los levitas, los profetas -Ezequiel-, los gobernantes, etc. En Israel quedó una población disminuida, pero sin gobernantes.

Estamos hablando de la invasión persa del año 597 a.C. a Judea. Esta invasión significó el exilio a Babilonia que terminó después de 70 años de cautiverio con el decreto de Ciro el persa, por el que, a los judíos exiliados se les permitiría regresar a Jerusalén y construir el Templo. Construir el Segundo Templo, o refaccionar lo que quedaba del Templo de Salomón. Esta tarea la realizó Zorobabel.

Los exiliados en Babilonia, ¿cómo podían vivir en cuanto que pueblo sin territorio, sin autoridad y sin templo? Según los investigadores empezó a jugar un papel importante la memoria: la memoria de un pueblo que no podía demostrar su identidad: su historia, sus tradiciones, sus costumbres, sus leyes, sus ritos, etc.

Es probable que se empezasen a reunir estos exiliados para recuperar las tradiciones hebreas, ya sea escritas -como el Deuteronomio o los libros de los profetas- u orales. Es en ese momento cuando empezaron a escribirse y editarse algunas de estas obras. Los que las escribieron fueron los sacerdotes, los sabios y los profetas, es decir, los intelectuales de la época. De todos esos escritos, no tenemos restos arqueológicos.

Por escritos posteriores nos damos cuenta que entre el s. V y el s. II a.C. la revolución de la Biblia hebrea ya había sucedido. Una prueba de lo que estamos hablando es el libro de Esdras que antiguamente formaba un solo con el de Nehemías.

Esdras es presentado como descendiente de la casa del gran sacerdote, Aarón, es decir, era un hombre de la elite hebrea que residía en la diáspora y que regresó a Palestina. En concreto es presentado como un maestro, específicamente como un escriba, un escriba experto, no como los escribas anteriores que eran meramente amanuenses.

Esdras era un estudioso del libro que es atribuido a Moisés. Dice su libro 7, 9-10: Comenzó su viaje desde Babilonia el día uno del mes primero, y llegó a Jerusalén el día uno del mes quinto, pues la mano poderosa del Señor estaba con él, ya que Esdras tenía bien dispuesto su corazón para buscar la Ley del Señor, y hacer y enseñar en Israel sus decretos y sentencias.

Esdras está anticipando lo que más adelante será la función propia del Rabí: interpretar la ley, profundizar en la palabra para poder instruir y enseñar al Pueblo de Israel. Esto implica que para ese momento la Ley o el Pentateuco, como conjunto, ya existía. Además, aunque no sepamos el contenido de esa ley por falta de testimonios arqueológicos, esa Ley es atribuida a Moisés.

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