FLAVIO JOSEFO

Tito Flavio Josefo fue un historiador judeo-romano del siglo I, que nació en Jerusalén de un padre de ascendencia sacerdotal y una madre de ascendencia real.

Inicialmente luchó contra los romanos durante la primera guerra judía como jefe de las fuerzas judías en Galilea, hasta que se rindió en 67 d.C. Vespasiano decidió mantener a Josefo como esclavo y presumiblemente intérprete. Después de que Vespasiano se convirtiera en emperador en el año 69 d.C., le otorgó a Josefo su libertad, momento en el que Josefo asumió el apellido del emperador Flavio.

Desertó completamente al lado romano y se le otorgó la ciudadanía romana. Se convirtió en asesor y amigo del hijo de Vespasiano, Tito, y se desempeñó como traductor cuando Tito dirigió el sitio de Jerusalén en 70 d.C. Como el asedio resultó ineficaz para detener la revuelta judía, pronto siguieron la destrucción de la ciudad y el saqueo y destrucción del Templo.

Josefo registró la historia judía, con especial énfasis en el siglo I y la primera guerra judeo-romana​ incluyendo el asedio de Masada.

Sus obras más importantes fueron, el Contra Apión, La guerra de los judíos (c. 75) y Antigüedades judías (c. 94). ​Las obras de Josefo son la fuente principal, junto a la Biblia, para la historia y la antigüedad de Palestina.

El Contra Apión es una obra polémica contra un antisemita llamado Apión. La disputa gira alrededor de los libros, de los judíos frente al de los griegos. Dice así Josefo en el cap. 8: por eso entre nosotros no hay libros que discrepen y disientan entre sí. Obviamente que se está refiriendo a los griegos. En el caso de Israel es diferente. Sino solamente 22 libros que abarcan la historia de todo tiempo y con razón se consideran divinos.

Es decir que por primera vez se habla de una colección de 22 libros, y luego Flavio Josefo nos explica qué comprenden esos 22 libros. De ellos, cinco son de Moisés que contienen las leyes y la narración de lo acontecido desde el origen del ser humano hasta la muerte de Moisés. Sin duda se está refiriendo al Pentateuco.

Y este espacio de tiempo abarca casi 3000 años, desde Moisés hasta la muerte de Artajerjes, es decir el rey griego, que reinó entre los persas después de Jerjes, los profetas que sucedieron a Moisés, reuniendo una colección de 13 libros. Los cuatro restantes ofrecen himnos en alabanza de Dios y preceptos utilísimos a los hombres. Y además desde el imperio de Artajerjes hasta nuestra época todos los sucesos se han puesto por escrito, pero no merecen tanta autoridad y fe como los libros mencionados anteriormente pues ya no hubo una sucesión exacta de profetas.

Además de estos libros que constituirán la Biblia hebrea -aunque parezca ya configurada-, los judíos escribieron otros libros, como los apócrifos, y que finalmente no fueron aceptados en el canon bíblico y por eso la tradición los ha considerado de una importancia menor o incluso desconocidos por buena parte del pueblo de Israel.

Pero por aquel entonces no se sabía si esos libros al final se iban a considerar dentro del canon de Israel, como por ejemplo el libro de Judit, de los Macabeos, del Eclesiástico, y otros, que para el mismo Josefo los consideraba de menor importancia.

No hay que olvidar que Josefo es hijo de sacerdotes y por parte de madre, de los Macabeos. Por eso su opinión representa la versión oficial respecto a los libros que configuran la Biblia. Esos libros –“los demás libros”- fueron escritos en la época post bíblica, es decir, después de la época de oro; en la época persa. Los libros escritos después de Artajerjes I[1], los escritos en la época griega o romana, no podrían considerarse libros del canon hebreo.

Esto evidencia porqué tenemos tanta veneración por estos libros a pesar de los siglos transcurridos nadie se ha atrevido a tocarles nada o quitarles o cambiarles. Está aludiendo a la constitución definitiva de estos libros que nadie podrá quitarle nada, también por su carácter sagrado, y donde el texto se va a transformar en una obra definitiva. Todos los judíos consideran ya desde su nacimiento que ellos contienen la voluntad de Dios, que hay que respetar y si fuera necesario hay que morir con placer en su defensa.

La teología que reflejan las palabras de Josefo indica que, estos libros son de origen divino. No sólo el Pentateuco sino las demás obras como la de Rut y otros. Esto establece un antes y un después en la historia de los libros de la Biblia.

[1] Artajerjes fue un rey persa desde el año 475 hasta el 424 a.C. El final del reinado de Artajerjes, marcó el final de la época de oro de la literatura bíblica.

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