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Mostrando entradas de marzo, 2018

PARA ENTENDER EL MATRIMONIO: FE Y RAZÓN.

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La realidad descrita por el término “matrimonio” puede ser considerada desde distintos ángulos, y, por tanto, ser objeto de ciencias tanto humanas -historia, derecho, antropología, psicología, etc.-, como teológicas. Cuando se la estudia desde la teología, el marco es el de “la historia de la salvación”, es decir, desde esta perspectiva interesa el matrimonio tal como es, y tal como debe ser, conforme a la voluntad de Dios, en orden a la salvación del hombre. Entonces, la teología del matrimonio es la ciencia que, desde la razón iluminada por la fe, estudia el designio salvador de Dios sobre el matrimonio, en orden a descubrir cuál es el estilo de vida que corresponde a los casados.   Como consecuencia de esta afirmación, el concepto teológico del matrimonio, como parece lógico, implica fe y razón. Fe, porque: a) considera al matrimonio a partir de la revelación de Dios, a la que sólo se accede por la fe; b) porque se ve al

ELEMENTOS VARIABLES Y PERMANENTES DEL MATRIMONIO

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El concepto de matrimonio tiene aspectos permanentes, que constituyen su esencia, y otros variables, que responden a las diversas culturas y momentos históricos. Los elementos permanentes deben estar incluidos en la definición por ser esenciales o por formar el núcleo del matrimonio. El Catecismo de la Iglesia dice que “el matrimonio no es una institución puramente humana (se fundamenta en una naturaleza creada), a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales (que nos podrían hacer pensar que es así). Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos comunes y permanentes ” (1).  Si se descubren aspectos variables es a causa de las distintas culturas. La relación hombre-mujer del matrimonio tiene una base que le es propia y la singulariza de otras realidades o relaciones, uniones, etc. El hombre y la mujer pueden asociarse para armar una empresa o un comercio, pero a eso

CONSORCIO PARA TODA LA VIDA

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No es frecuente abordar el tema de la definición del matrimonio, tal como corren los tiempos. Pretender definirlo es delimitarlo, y, entre otras cosas, no puedo llamar matrimonio a algo que no lo es. Por eso, parece que es mejor no definir, así le llamo matrimonio a cualquier otra realidad. La que sea. La segunda advertencia, si se puede hablar así, es que hay que considerar al matrimonio desde dos ángulos distintos: la celebración del matrimonio, o la comunidad conyugal, que nace de la celebración. Para ponernos de acuerdo, nos referimos ahora a este segundo aspecto: el consorcio de toda la vida. La tradición acogió con facilidad las definiciones propias del Derecho Romano. Así, la más frecuente aparece con el emperador Justiniano: “Nupcias o matrimonio es la unión del varón y de la mujer, que contiene la comunidad indivisible de vida”. Se usó también, pero con menos frecuencia, una definición anterior (Modestino): “Las nupcias son la unión del varón y de la mujer, consorcio d

BLANCA Y RADIANTE VA LA NOVIA

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Así comenzaba la canción, "La novia", del inmortal Antonio Prieto: blanca y radiante va la novia . Ahora... ¿por qué blanco? Me parece que el origen de esta tradición, que hoy tiene carta de ciudadanía, es desconocido, aunque tenga visos de dogma de fe. La novia El tono puede variar entre crema, marfil o champagne, pero siempre es blanco.  El vestido de novia proviene de los tiempos de Roma, el cual era la misma túnica blanca que usaban a diario, aunque con un velo color púrpura -el  flammeum- , adornado con una corona de flores.  Luego, en la época de los lombardos, las novias se vestían con una túnica negra larga, con un manto rojo. Es decir, los colores de las novias iban cambiando. En la Edad Media las cosas fueron distintas: se ponían vestidos rojos, con decoraciones doradas, que representaban la realeza y el poder.  Más adelante, en el Renacimiento, el color no era tan importante como el bordado con piedras preciosas, perlas y diamantes. Alrededor del 1700,

LA VELACIÓN: ¡CASÓ Y VELÓ!

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¿Dónde habíamos quedado la semana pasada? En que nuptiae  o nupcias, viene de velar o poner el velo, pero en general no se sabe de qué se trata. Es interesante, al menos para leer libros de historia, o por cultura general, o, incluso, para entender esta ceremonia vigente en algunos lugares. Estaba leyendo la vida de  San Martín, del rosarino Miguel Ángel de Marco, cuando de golpe me doy con que, el casamiento con Remedios de Escalada, celebrado el 12 de septiembre de 1812, efectuado privadamente en la Iglesia de la Merced por el presbítero Dr. Luis Chorroarin. Hasta aquí, nada especial. El autor sigue diciendo que, a la semana siguiente se celebró ¡la Misa de velación! Quiero suponer que fue el 19 de septiembre, porque el libro no da la fecha exacta. Entonces la ceremonia nupcial tenía dos partes: El rito del casamiento propiamente dicho, y la posterior Misa de velación. De ahí la fórmula que aparece en las viejas partidas: casó y veló.  Ahora voy a decir algo sobre la Misa d